miércoles, 28 de julio de 2010

VIVIR SIN DIOS.-

Conozco poca gente que a sufrido mucho en el pasado, pues haciéndoseles fácil cuando tenían las edades de veinte años o un poquito más tomar las cosas de la vida a la ligera, llegaron a equivocarse garrafalmente, a grado tal, que dichas personas, truncaron sus estudios por adquirir vicios diversos, más a costa de muchos sacrificios años después, lograron salir de tan terribles baches y triunfar con algún negocio, excelente matrimonio, por méritos propios adquirir un trabajo y ascender dentro del mismo, por increíble que parezca o como de cuentos, algunos de ellos, se sacaron la lotería y no una vez, sino hasta en dos ocasiones o bien, recibieron una herencia jamás pensada o soñada y algunos de ellos, ni siquiera de equis familiar proveniente, sino de algún amigo, vecino que cuidaban con esmero y, así sucesivamente de sorprendente suele llegar a ser la maravilla de la existencia misma.- Todo hasta aquí, es fabuloso y por demás digno de admirarse y como un ejemplo a seguir indudablemente.- Pero, existe un pero, que éste tipo de personajes que conocieron en sus pasados, la humillación, la tristeza, la impotencia, el abandono, la desesperación y demás, logrados grandes destinos o victorias por sobrehumanas luchas personales o individuales, son en la actualidad, soberbios, déspotas, indiferentes, indolentes, por demás seres aborrecibles, que olvidando la gran misericordia de Dios que los inspiró y los guió para salir de un túnel sin salida y que llegados a la cima, lastiman, y sólo buscan la manera de flagelar al prójimo de poderse realizar.-Preguntándome, ¿En qué momento quedaron sin alma y se transformaron en muertos vivientes? Pues todos los mortales si vivimos y algo nos conduce con una fuerza suprema por la vida a salir de cualquier estancamiento, caída o derrumbe que en muchas ocasiones parece ya no tener remedio y sin embargo al impulsarnos como con el último aliento, sentimos vivamente como un algo indescifrable y superior, pareciendo en los críticos momentos como darnos la mano y pedir continuar sin detenernos más y al hacerlo y conquistar la meta, lo primero que anhelamos o trazamos con vivo amor, es solidarizarnos con el universo con infinitas ansias de servir y al hacerlo, vincularnos con Dios en eterna unión y donde la muerte y todo horror, por virtud excelsa se conjura y el destino de polvo, paja he ilusión, se traduce en esplendor, al contemplarnos el Hacedor.- Claro, nadie soy para juzgar ni para sentenciar ni para condenar mucho menos, pues sólo y únicamente ellos, los que parecieran devolverle a Dios su inmensa bondad por mal, saben que sucedió en ese preámbulo de prueba a que todos como humanos estamos sometidos, pues si quedaron desconectados de toda divinidad, a la desgracia de la pérdida o las gracias substanciales de la Fe, tampoco puedo opinar, pues la última palabra sólo la conoce Dios y sus criaturas que somos el magnifico género humano. Pues tenemos el legítimo derecho de ser como nos venga en gana o de vivir la vida, como nos plazca.- Pero no olvidemos nunca, para después no maldecir o renegar o vivir con amargura constante, que lo que dé o salga de nosotros para los demás, eso mismo recibiré indudablemente o sea, que si destilo Amor, la luz del Sol se posará en mi sino; si doy Generosidad, una mano siempre hasta mi se extenderá; si me Conduelo del prójimo, mares de venturas me llegarán del cielo.- Porque el hombre podrá vivir sin nadie, pero vivir sin Dios, es como no haber nacido nunca.-¿Y tú, qué vida llevas, de luz, de egoísmos o de éter?
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Miércoles 28 de Julio del 2010

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