sábado, 19 de febrero de 2011

ENSOÑACIÓN....

He bajado las amplias escaleras, es muy de mañana, exactamente las seis y en los lejanos y maravillosos horizontes, el díafano y amante Helios, comienza a vislumbrarse amorosamente dejando caer sobre la Tierra amada, sus radiantes lazos dorados por demás inigualables como un manto de mágica presencia que se va deshilando suave y magistralmente sobre la vastedad de la magnificente mar que queda exactamente frente a la señorial terraza que espaciosa como que quisiera ofrecerse devota como un nichal de preciosas rosas, para recibir al Sol y para rendir discreta pleitesia al juguetón y espléndido mar que con su arrullo eterno de un oleaje constante de un ir y venir, sin detenerse jamás, canta sin cesar los secretos eternos de las sirenas, empapadas las imponentes olas, de la mística de las musas y de muchos grandes poetas, pintores, escultores, pensadores y demás, que se encantan con tales acontecimientos que enaltecen a los mortales sin importar quienes son. Aquí estoy, atrevidamente contemplando hechizadas un oleaje que al amanecer era pequeño, más tres horas después, han crecido imponentes y parecieran al desplazarse sobre las profundidades marinas y tornar sobre los carriles de verdes aguas, como ir a llegar hasta el lugar donde lo admiro, para destrozarlo todo sin más, solo que tales eventos de Neptuno, se detienen muy de cerca sin violar las reglas de sus divinas danzas que parecieran por momentos blanquear y cubrirse como de burbujas de espectacular cristal...
En esa mi contemplación, mezcla dicha y temor, me ha parecido por momentos que el majestuoso mar, como que a avanzado algo más hasta mi pacífico hogar, pero no, aunque se aleja monumental como hasta desaparecer, sobre todo al atardecer sus infinitas olas de un azul verde tul, lo veo en toda su grandeza volver a aparecer, como corriendo vertiginosamente a través de su incansable oleaje que se reviste constante con la luz del sol que se mezcla formando, como trozos en oro de diádema momentánea sobre las agitadas y preciosas aguas que conllevan cantos del universo en ese su columpiar interminable y que invita a gozar en muda sinfonía dejando atrás cosas regias que en tal lugar, no hacen falta sino un corazón que se llene de fantasía para poder soñar vernos acompañados de todas las delicias y misterios que encierran sus cálidas aguas que aliadas con el Astro Rey, y la contemplativa Luna, seguida de las estrellas, podamos descubrir, nuevas formas innegables he increíbles de la obtención para la que hemos nacido y que se llama:Felicidad.-
Revestir el alma con la simpleza de un niño, nos hará trastocar en armoniosa ventura, los címbalos de los dioses, que nos harán llover, toda clase de bonanza, que deja la satisfacción de gozar en plenitud, aquello que se recibe con gratitud del Creador...
Bendito mar, te llevo en mi corazón...¿Quién te puede olvidar?
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19 de Febrero del 2011

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